Arqueologia
Introducción
Uno de los temas que más interés ha despertado en la historia del judaísmo en la Península Ibérica es el de intentar determinar cuando se asentaron por primera vez, formando comunidades, los hijos de Israel.
Al intentar descartar hipótesis muy cercanas al mundo de la leyenda y ante la necesidad de basar las propuestas en algún documento escrito, epigráfico o arqueológico, creo importante referirme a la Carta del Apóstol Pablo a los Romanos, en la que éste manifestaba su deseo de venir a predicar a la Península. En esta carta fechada en el año 54 de la Era Cristiana, se confirma la existencia de Comunidades Judías organizadas ya que en la mencionada época histórica, el Cristianismo era una pequeña secta que luchaba por propagarse entre judíos y prosélitos del judaísmo en los linderos sinagogales.
La numismática ha aportado datos y huellas que conducen a aceptar la presencia israelita en nuestro suelo desde bastante antes de la destrucción del templo de Jerusalén en el año 70 a.c. Concretamente, en la Antigua Ampurias se encontraron, en feliz excavación, unas monedas de Judea datadas en los cincuenta primeros años de nuestra era. En Lluro, actual Mataró, fueron halladas piezas de procuradores de Judea correspondientes al mismo período (1).
Las fuentes epigráficas que conocemos (muy escasas las que han podido ser halladas) nos remiten el Siglo I d.c. Específicamente a través de un ánfora marcada que se conserva en el Museo de Ibiza (2).
Los escasos restos arqueológicos nos remiten por antigüedad a la Sinagoga de Elche, fechada en el Siglo IV. Época en que el aparato de culto Paleocristiano no se había independizado de las tradiciones judías que prohíben la representación de figuras o frescos, siendo posiblemente una Basílica de transición entre el judaísmo y el cristianismo. Esta puede haber sido una de las causas que llevaron a algunos especialistas, como el alemán Schlunk ha oscilar en diferentes períodos en creer por momentos que se trataba de una Sinagoga y en otros, de una Basílica.
No conocemos más elementos de arqueología judía.
Solo un edificio religioso que tuviera unos elementos diferenciales podía inducirnos a sospechar que nos encontrábamos frente a los que hemos denominado arqueología judía. Respondieron a la demanda de la Tosefta de que las sinagogas tuvieran un frente orientado en dirección a Jerusalén, con dos ventanales que permitieran el paso de la luz que ya transitó por la Ciudad Santa.
En el año 1996, un inmueble de la ciudad de Barcelona que respondía a estas características en la esquina de Marlet con Sant Doménech del Call se comenzó a investigar , precisamente por reunir estas características, y por coincidir con un libro de un cobrador de impuestos llamado Jaume Colom que luego de realizar su labor terminaba justo enfrente de la Antigua Sinagoga del Call Jueu.
Después de dos exploraciones arqueológicas se facilitaron todos los datos al Dr. Arquitecto Joan Albert Adell i Gisbert que en un erudito trabajo escribe respecto al frente que topográficamente se orienta hacia Jerusalén:
“Este muro rompe la orientación de las Insulae y tiene un trazado oblicuo que busca una clara alineación N-S, como si correspondiera a un edificio que busca su orientación entre los cuatro puntos cardinales despreciando totalmente las alineaciones de la topografía urbana de Barcino que es la N.W-S-E” (3).
Leamos parte del informe del Dr. Adell de la Fase 1 de Época Romana y Fase 2 de Época Medieval.
Época Romana
Un análisis detallado de la estructura del muro, nos permite ver que está fuertemente deformado por exceso de carga, con indicios de aplastamiento, y un giro hacia el interior de los cimientos, deformaciones que modifican totalmente las características de su calidad constructiva, y le dan el aspecto de un muro hecho apresuradamente y sin un claro dominio tecnológico en su construcción.
Estas deformaciones estructurales desfiguran la estructura del muro, que fue construido con un correctísimo “opus africanum”, en el que, posiblemente los grandes sillares de los pilares, sean elementos reaprovechables, pero no en época medieval, sino en época romana, que podríamos situar a partir del siglo III, a juzgar por los materiales cerámicos que han aparecido adosados, sin poderse descartar una datación anterior, como ya se ha dicho al hablar de las cerámicas.
La construcción, en “opus africanum”, ejecutado con gran corrección, parece que nos tendría que hacer pensar en un edificio de una relativa importancia, sin poder asegurarse que se tratara de un edificio público, pero si existe la posibilidad razonable que no fuera una simple “domus”.
Desgraciadamente, conocemos muy pocos elementos (apenas el ángulo nordeste de la ciudad), como para valorar el fenómeno de transformación urbana, y especialmente del Forum ( de hecho, no conocemos ni la propia estructura del Forum), que se produce en Barcino entre los siglos IV y VI, en el que no parece lógico suponer que la construcción de las murallas, y después del conjunto palatino y episcopal del ángulo nordeste fuera un hecho aislado, sino que hemos de admitir la hipótesis que, en otras partes de la ciudad, con finalidades diversas, nos produjeron situaciones parecidas, de las que la invasión del Decumanus Minor, y del Forum, de los edificios de la calle Marlet y de San Honorato, serían una prueba.




Época medieval
La estructura de los paramentos:
La excavación arqueológica no presenta nuevas aportaciones al conocimiento del edificio existente en época medieval, y ha documentado actuaciones muy tardías, como el pozo y la balsa de la tina, que escapan totalmente al ámbito del presente informe.
El análisis paramental de los muros existentes, en el que ya podemos considerar como planta baja, parece irrelevante dada la gran mezcla de materiales, que forman los muros, de procedencias diversas y dispuestas de forma muy anárquica, tipos de construcción que, por otra parte, es muy propio del siglo XVII, como las voltas, y algunas de las ventanas.
La sala situada más a ponente no presenta en sus paramentos, elementos constructivos que permitan suponer que sus muros tienen una cronología anterior al siglo XVII, aun siendo evidente que el muro de la calle Marlet (al sur) sigue el trazo de los muros M3 y M4, que, como hemos visto, pertenecen a la obra antigua.
En cambio, la sala de levante, presenta trazos muy claros que el muro M4, fue remontado, y alargado hacia levante, formando una ángulo, que recupera las viejas alineaciones romanas, por un muro nuevo, el M6, formado por carreuons ben escairats, en forma y tamaño de adoquines, dispuestos en filas muy uniformes.
Este tipo de paramento será muy común en la Barcelona del siglo XIV, donde edificios como el Palacio Real Mayor (en los arcos del Tinell), las iglesias de Santa Marías de Pedralbes, Santa María del Mar, o las capillas de la Real capilla de Santa Ágata se construyeron con esta técnica.
Pero este modelo constructivo aparece ya en monumentos barceloneses del siglo XIII, como la iglesia del monasterio de Santa Pau del Camp, la Comanda Templera de Palau, o en algunas partes del Palacio Episcopal.
El tipo de paramento que encontramos en al calle Marlet se acerca más a las formas constructivas del siglo XIII que en los modelos del siglo XIV, donde este aparato nunca es el único tipo constructivo utilizado, y por lo tanto, podemos aceptar la idea que el viejo edificio tardoromano fue reformado, seguramente de forma muy importante, durante el siglo XIII.
Será en este momento cuando el edificio adquiere definitivamente sus alineaciones actuales, en la calle Marlet, ya que la fachada de esta calle presenta un zócalo muy claro con parámetros de este tipo aun intocables, mientras que en la parte alta de la fachada, el aparato está muy mezclado, como es propio del siglo XVII, con elementos reaprovechados entre los que tenemos que contar algunas dovellas, posiblemente procedentes de puertas, que por su pequeñez se pueden atribuir perfectamente al siglo XIII. En el muro que hace de fachada en la calle de San Domingo del Call, se observa el mismo tipo de paramento, pero ya muy alterado, y parece muy probable que se trate de un muro del siglo XVII, construido, en su mayor parte, con materiales procedentes de la obra del siglo XIII.




Muros de la Época Medieval
Conclusiones
De forma muy breve podemos decir que, tanto las estructuras arquitectónicas, como los datos arqueológicos, no aportan elementos que permiten atribuir una funcionalidad precisa a los espacios del subsuelo y planta baja del edificio de la calle Marlet nº 5. De manera sintética es viable afirmar que a pesar de que no es posible atribuir una funcionalidad específica al edificio correspondiente a los muros anteriores a los siglos XIII y XIV, esta afirmación no contradice en absoluto los trabajos documentales del Dr. Jaume Riera ni la Tesis Doctoral del Arquitecto Paolo Genova, que sitúan en este espacio, la ampliación de la Sinagoga Mayor de Barcelona, autorizada por el rey Jaime I, en el año 1267.
El análisis de los paramentos y estructuras nos permite establecer una hipótesis de sucesión cronológica de las diferentes fases constructivas de este edificio anteriores a 1400.
1- En un momento indeterminado del mundo romano, entre los siglos III y IV, se construye un edificio en “opus africanum”, que rompe completamente el sistema de alineaciones de las insulae, buscan una orientación N-S y alineación E-O directa, y invade espacios públicos correspondientes al Decumanus Minor, y al Forum. Este hecho, y su excelente (a pesar de su mal estado) técnica constructiva permiten plantear la hipótesis que se tratara de un edificio de carácter público o comunitario. 2- Este edificio, con reformas irrelevantes (¿) persiste hasta el siglo XIII cundo es profundamente reformado y ampliado, pero manteniendo su orientación y alineación. Las transformaciones provocadas por la construcción del edificio del siglo XVII nos impiden hacer más precisiones sobre este edificio, que podría haber tenido dos plantas, si juzgamos por algunos pequeños vestigios de la fachada, a los que no podemos dar un valor probatorio definitivo.